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Por qué renunciar alas Salsa ?

Hay conceptos que, a primera vista, parecen estar eternamente peleados y resulta complicado colocarlos en una misma frase sin que ‘chirríen’. Las palabras ‘salsa’ y ‘dieta’ podrían perfectamente presentarme como un claro ejemplo. Sin embargo, esto suele responder a una asociación rápida de ideas que no siempre se corresponde con la realidad. O al menos, no del todo. Hoy queremos demostrarte, a través de algunos consejos prácticos, que cuidar la línea no tiene por qué estar reñido con la inclusión en la dieta de ciertas salsas. Consejos que nos llegan de la mano del ‘Grupo NC Salud’ (formado por distintas empresas con el objetivo común de mostrar a las personas cómo comer bien e introducir en su día a día hábitos de vida saludables), y que resultan más que oportunos estas fechas en las que, quien más y quien menos, está haciendo frente al ‘reto’ de librarse del peso ganado durante las pasadas fiestas.
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 Una alternativa a la mahonesa clásica
Frente a la tradicional mahonesa, elaborada a base de huevo, leche  y aceite, con un alto aporte calórico, prueba a realizar una sencilla crema de verduras, que puedes conseguir triturando calabaza o remolacha con un poco de leche desnatada, hasta obtener la densidad que consideres apropiada. La calabaza es rica en potasio y apenas contiene sodio, ayudando a reducir la tensión arterial, además, tiene propiedades antioxidantes y potenciadoras del sistema inmune. La remolacha, por su parte, es rica en fibra, contribuyendo a la buena salud intestinal, y en vitamina B9, aliada en la reducción del cansancio y la fatiga. Esta salsa de verduras resulta ideal para, acompañar, pescados y mariscos.
Salsa rosa, con un toque refrescante
Siempre que puedas elabórala con kétchup casero (el comercial suele contar con más azúcares añadidos, aditivos, estabilizantes, etc). No olvides incorporar a la salsa un poco de zumo de naranja para que cuente con un toque resfrescante.

Salsa de setas como saludable guarnición:
Las setas se convierten en grandes aliados para nuestro organismo, pues cuentan con pocas calorías (sólo 25 kcal por cada 100 gramos), y aportan vitaminas A, B2 y B6, así como minerales como el selenio, un potente antioxidante. Una propuesta para prepararlas en forma de salsa: cocinar las setas a fuego lento con un poco de aceite de oliva, ajo picado y cebolla en juliana, que posteriormente mezclaremos con leche desnatada, un poco de harina y una pizca de pimienta. Resulta, por ejemplo, ideal para acompañar pescados al horno o asados de carne.

Vinagretas frente a salsas tradicionales
Las vinagretas son un condimento ideal para aderezar las ensaladas, porque aportan grandes dosis de sabor, y suman muchas menos calorías que muchas de las salsas tradicionales. Prepárala, por ejemplo, con 1-2 cucharadas de aceite de oliva (no más, porque, aunque se trata de grasas saludables, no es aconsejable abusar en exceso del ‘oro líquido’ si queremos mantener a raya la báscula); dos cucharadas de vinagre; otras dos de miel, una cucharada de mostaza y una pizca de sal. Puedes, además, añadirle tomate, cebolletas y pimientos rojos troceados, alimentos protagonistas de nuestra dieta mediterránea.

Salsa de yogur desnatado
El yogur es una indiscutible fuente de salud para el organismo (aporta proteínas de alta calidad, fósforo, calcio y vitaminas) y si es descremado se convierte en una alimento más que recomendable para su inclusión en las dietas de adelgazamiento. Si queremos darle forma de salsa podemos añadir una cucharada de mostaza tipo Dijon (muy recomendable para dar sabor sin cargar de calorías nuestros aderezos, pues una cucharada de esta mostaza aporta solo 8 kcal). Si le añadimos, además, una cucharadita del beneficioso zumo de limón, y una pizca de pimienta, conseguiremos el acompañamiento perfecto para potenciar el sabor de distintas recetas. Por ejemplo, acompaña muy bien a los platos de elaborados con carnes blancas (pollo, pavo…).

Salsa ligera de frutos rojos a la hora del postre

Resulta ideal para, de cuando en cuando, dar un toque de sabor y color a los postres a base de fruta. Prueba a preparar, por ejemplo, peras o manzanas troceadas y cubiertas con esta salsa que podrás elaborar triturando fresas, moras y frambuesas, y cociéndolas a fuego lento con un chorrito de zumo de limón. Estos postres conseguirán saciar nuestro apetito y nos ayudarán a no ingerir otras propuestas más calóricas.