El valor del Compromiso en tus productos
Cuando nos comprometemos en un proyecto o un nuevo objetivo, sin importar cuán grande o pequeño que sea; es de gran valor ponerle un alto grado de compromiso, dedicación y propósito para el buen desarrollo y cumplimiento de este.
Involucrarnos con aquello en lo que ponemos nuestra imagen, nuestro nombre y energía es fundamental. Una vez que asumimos nuevos desafíos, esto deben convertirse en nuestra tarea principal, ya que entra en juego nuestro sentido de responsabilidad y el uso coherente y generoso de nuestros dones y talentos.
La falta de compromiso en nuestra vida es sinónimo de caos, es miedo disfrazado de distintas formas: Miedo a fracasar, a explorar aspectos desconocidos en nosotros y a ser más. Es aquí cuando comienzan a salir la falta de claridad, la tendencia a “dejar para mañana”, la falta de dirección y de ganas , entre otras variantes nocivas para nuestra integridad personal.
Las siguientes acciones pueden ayudarnos a comprender más todo lo anterior:
1). Tomar responsabilidad:
Adquirir conciencia de la grandeza de quienes somos, del lugar en donde estamos y de la necesidad de tomar el control de nuestros propios actos reconociendolos lo más posible. El verdadero compromiso comienza siempre con nosotros; por tanto, para poder recibir más y mejores cosas, debemos partir por casa.
Adquirir conciencia de la grandeza de quienes somos, del lugar en donde estamos y de la necesidad de tomar el control de nuestros propios actos reconociendolos lo más posible. El verdadero compromiso comienza siempre con nosotros; por tanto, para poder recibir más y mejores cosas, debemos partir por casa.
2). Dar el esfuerzo extra:
Esforzarnos un poco más e ir más allá de lo que habitualmente tenemos planificado fortalece nuestra energía interna y nos brinda una gran sensación de plenitud y satisfacción. Nos damos cuenta de que tenemos una capacidad de dar mucho más grande de la que imaginamos. La dedicación, la preocupación por los detalles y dar lo mejor de nosotros –y más- es un excelente hábito a cultivar.
3). Distribuir inteligentemente nuestras actividades.
¿Cuántas veces nos quejamos de que no tenemos tiempo y no podemos dedicar horas a las actividades más importantes? Aquí se hace presente un ejercicio de conciencia a realizar que tiene que ver con nuestra tendencia a querer abarcar demasiadas cosas, sin comprometernos demasiado con ninguna, y con nuestra verdadera noción de distribución del tiempo. En este sentido, aprender a decir que no y reorganizar nuestras tareas priorizando las más fundamentales nos permite imprimir la dedicación que merece cada una de las acciones que dependen de nosotros.
El valor del compromiso y la dedicación es un aspecto esencial en nuestro vida cotidiana. Completar lo que empezamos, cerrar ciclos de la mejor manera y cultivar nuestra claridad e impecabilidad en cada una de nuestras esferas de acción nos llevan a disminuir el caos y traer calma y claridad a nuestro mundo. El momento para hacernos cargo es, siempre, ahora.
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